Los 7 hábitos diarios de oración para las personas que quieren ser santas
Adquirir hábitos de oración diaria es un proceso gradual que debe adaptarse a cada estilo de vida.Nadie nace santo. Se consigue la santidad con mucho esfuerzo, pero también con la ayuda y la gracia de Dios.
Estos son los consejos del padre John McCloskey para ampliar y mejorar la oración diaria.
El secreto de la santidad es la oración constante la cual puede ser definida como el continuo contacto con la Santísima Trinidad: “reza siempre y sin desfallecer” (Lc. 18,1).
La santificación es un trabajo de toda la vida y requiere nuestro determinado esfuerzo para cooperar con la gracia santificante de Dios que viene por medio de los Sacramentos.
Los siete hábitos diarios que propongo consisten en el ofrecimiento de la mañana, la lectura espiritual (Nuevo Testamento y un libro espiritual sugerido por tu director espiritual), el Santo Rosario, la Santa Misa y Comunión, al menos quince minutos de oración mental, la recitación del Ángelus al mediodía y un breve examen de conciencia por la noche. Estos son los principales medios para alcanzar la santidad.
Recuerda que el crecimiento en estos hábitos diarios son como una dieta o un programa de ejercicio físico, es un trabajo de proceso gradual. No esperes incorporar los siete o aún dos o tres de ellos en tu agenda diaria inmediatamente. Esta prisa te invita al fracaso, y Dios quiera que tengas éxito tanto en tu ritmo como en el Suyo.
Estos hábitos deben adquirirse cuando estemos más atentos durante el día en un lugar en silencio y sin distracciones; donde sea fácil ponerse en presencia de Dios y estar con Él.
El primer hábito es el ofrecimiento del día por la mañana. “Véncete cada día desde el primer momento, levantándote en punto, a la hora fija, sin conceder ni un minuto a la pereza.”
El segundo hábito es por lo menos quince minutos de oración en silencio. La oración es una conversación uno a uno, directa con Jesucristo, preferentemente frente al Santísimo Sacramento en el Sagrario.
El tercer hábito son quince minutos de lectura espiritual, que usualmente consistirá en unos pocos minutos de sistemática lectura del Nuevo Testamento, para identificarnos con la Palabra y acciones de nuestro Salvador. El resto del tiempo en un libro clásico de espiritualidad católica recomendado por tu director espiritual.
El cuarto hábito es participar en la Santa Misa y recibir la Santa Comunión en estado de gracia. Este es el hábito más importante de todos los siete (cfr. Jn. 6, 22-65). Ella debe estar muy en el centro de nuestra vida interior y consecuentemente de nuestro día.
El quinto hábito es rezar cada día al mediodía el Angelus o Regina Coeli, invocando a Nuestra Santísima Madre.
El sexto el rezo del Santo Rosario, la meditación de los misterios y el ofrecimiento de cada decena por nuestras intenciones.
El séptimo hábito es un breve examen de conciencia por la noche antes de ir a la cama. Luego hacer un acto de gratitud por todo lo bueno que has hecho y recibido, y un acto de contricción por aquellos aspectos en los que voluntariamente has fallado.
9 IDEAS PRÁCTICAS PARA REZAR EL SANTO ROSARIO AUNQUE TENGAS DÍAS MUY, MUY OCUPADOS
He decidido que hacer el Rosario diario será una prioridad en mi vida. Si tú piensas que no tienes 20 minutos para sentarte a hacer oraciones a María y meditar sobre los misterios de la vida de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, yo encontraré 20 minutos en tu ocupada agenda.
Ten en cuenta que no tienes que rezar los 5 misterios continuos, puedes dividirlos durante el día, y no es necesario que lleves un rosario contigo, para eso tienes 10 dedos que te ayudarán con este propósito.
A continuación te presentamos 9 ocasiones perfectamente apropiadas para que reces el Rosario HOY, por muy ocupado que esté tu día.
1. Mientras corres.
¿Acostumbras a trotar regularmente? Acompaña tu actividad física haciendo el Rosario, en vez de escuchar música. En internet puedes encontrar muchos podcasts (mp3) y aplicaciones que te permiten escuchar y rezar mientras corres.
2. En el automóvil.
Es asombroso cómo he aprendido a rezar el Rosario mientras me desplazo de un lugar a otro, mientras voy camino al supermercado, poner gasolina, llevar los niños a la escuela o rumbo al trabajo. Los viajes en el vehículo suelen ser de más de 20 minutos, así que los aprovecho activamente. Uso un CD con el Rosario y lo rezo mientras lo escucho. Me hace sentir como si estuviera rezando en grupo.
3. Mientras limpias.
Reza mientras pasas la aspiradora, doblas la ropa, quitas el polvo y o lavas los trastes del almuerzo. Mientras lo haces, puedes interceder y bendecir con tu oración a todos aquellos que se verán beneficiados por tus esfuerzos por un hogar más limpio y organizado
4. Mientras sacas el perro a pasear.
¿Llevas a pasear tu perro todos los días? Aprovechar el tiempo de paseo para rezar el Rosario es mucho mejor que dejar que tu mente vague sin sentido ¡Mantenla centrada en Jesús y María!
5. En tu hora de almuerzo.
Toma un descanso a diario para tu almuerzo y sentarte en silencio a rezar el Rosario. Durante los meses de verano podrías hacerlo afuera y disfrutar contemplando las bellezas de la naturaleza que Dios nos ha regalado.
6. Caminando en un paseo a solas
Una vez a la semana considera rezar un rosario caminando. Llevas el rosario en la mano y caminas al ritmo de la oración. Otras personas podrán verte haciéndolo, así que tendrás que evitar la pena, ser valiente y dar testimonio alegre de oración. Un sacerdote de mi parroquia solía hacerlo en lugares visibles alrededor de la ciudad y era increíblemente poderoso verlo rezando mientras caminaba a la vista pública.
7. Antes de acostarte a dormir.
Es una hermosa manera de tener a Jesús y María como últimos pensamientos en tu mente antes de dormir. El único riesgo es quedarte dormido antes de terminar el rosario entero. Concéntrate en el amor que le tienes a la Virgen y nuestro Señor para mantenerte despierto. Recuerda las palabras de Jesús “Velen y oren para no caer en la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo 26,41)
8. En la Iglesia.
Es muy poderoso rezar el Rosario en la presencia de Jesús Sacramentado y junto a otras personas de tu parroquia. Haz una cita semanal con Jesús para visitarlo en el Santísimo Sacramento y rezar el Rosario en Adoración. O, si tu parroquia tiene la práctica del Rosario en grupo ¡Únete! (Muchas parroquias suelen rezarlo grupalmente antes de la Santa Misa)
9. Mientras estás esperando
¿Cuántas veces estamos esperando algo en el día? Durante la espera en la fila del supermercado, en el consultorio del médico o en la parada del autobús, puedes rezar una década del Rosario cada vez que esperas y al final del día lo habrás terminado completo
El ABECEDARIO DE LA CRUZADA DEL AMOR
En él se concentran las actitudes del hombre en amar a Dios sobre todas las cosas y a los demás como a uno mismo.
1.- Respeta a todas las personas porque Cristo vive en ellas. Sé sensible al otro, tu hermano.
2.- Piensa bien de todo el mundo, no pienses mal de nadie. Hasta en la persona más mala, intenta encontrar algo bueno.
3.- Habla bien de los demás, no hables mal del prójimo. Repara el daño que hayas hecho con la palabra. No siembres discordia entre la gente.
4.- Habla con todo el mundo en el lenguaje del amor. No levantes la voz. No digas palabras vulgares. No hagas daño. No hagas llorar. Tranquiliza a los demás y demuéstrales bondad.
5.- Perdónalo todo a todos. No guardes rencor. Siempre sé el primero en tender la mano para la reconciliación.
6.- Actúa siempre a favor del prójimo. Obra bien, Tal y como te gustaría que hicieran contigo. No pienses en lo que te deben a ti, sino en lo que tú debes a los demás.
7.- Compadécete activamente en el sufrimiento. Apresúrate con mucho gusto a ofrecer consuelo, consejo, ayuda y corazón.
8.- Trabaja honestamente, porque de los frutos de tu trabajo sacan provecho los demás, como tú te aprovechas del trabajo de otros.
9.- Participa en la ayuda social al prójimo. Ábrete a los pobres y a los enfermos. Comparte lo tuyo. Esfuérzate por fijarte en los necesitados a tu Alrededor.
10.- Reza por todos, incluso los enemigos.
Cardenal Stefan Wyszynski
Tan importante como las explicaciones que les demos a los niños es nuestra actitud. He aquí algunos consejos para que a través de nuestro ejemplo, logremos que los hijos vivan la Eucaristía, la respeten y se comporten adecuadamente en ella:
1.- Sentarse en los bancos de adelante: evitamos distracciones y ven mejor lo que pasa, están más atentos. (Si fuéramos a un espectáculo teatral o de música, a todos nos gustaría estar en primera fila).
2.- Cuidar la forma de vestir: no es lo mismo ir a la playa que a Misa.
3.- Llegar puntuales: cuidamos la puntualidad en ir a clase, en llegar al cine... No podemos hacer esperar a Jesús. ¿Haríamos esperar a una persona importante?
4.- Que nos oigan contestar: es recomendable pronunciar bien, vocalizando, para que ellos oigan y aprendan. Echarles una miradita animándoles a que participen.
5.- Cantar: a los niños les encantan las canciones. Es recomendable asistir a alguna Misa en la que se cante.
6.- Que nos vean atentos y que nos vean rezar: por ejemplo después de la comunión, con mucho respeto. Podemos animarles a que ellos también se pongan de rodillas y recen.
7.- No comer, ni usar el celular, ni chatear, ni jugar: este es un espacio de conexión con Dios y debemos estar concentrados en este propósito. Hay un momento para cada cosa y durante la Misa estamos atentos a la Palabra, esto quiere decir sin distractores, los cuales además, son una falta de respeto.
8.- El respeto al sacerdote: cuando entra nos ponemos de pie, esperamos a que salga para salir.
9.- Misas para niños: en algunas parroquias hay Misas especiales para los niños, donde hacen del Evangelio más comprensible en un lenguaje infantil por medio de títeres o representaciones.
10.- Con regaños no logrará nada: si la salida para Misa es un campo de batalla, usted está haciendo que ellos desde pequeños tengan una mala actitud hacia la Misa. Es mejor motivarlos e invitarlos sin obligaciones y castigos. Hágales comprender serenamente que es importante ir a visitar la casa del Niño Dios, como lo hace con sus abuelos el fin de semana o sus amigos.
Religión en libertad
RECUPERAR EL DOMINGO
Son muchos cristianos los que ignoran casi todo del domingo, incluso la existencia del precepto de participar en la santa misa, convirtiendo el domingo en un espacio vacío y carente de espiritualidad; un día de tiempo libre, de fin de semana para el descanso laboral, el estar con la familia, disfrutar de la naturaleza, etc. Es necesario y urge recuperar su significación originaria y genuina, la fiesta primordial de los cristianos. Concilio Vaticano II (cf. SC 106).
Para la Iglesia el domingo no es un día cualquiera. Se apoya en una tradición apostólica que se remonta al día de la Resurrección de Cristo, como enseña el Concilio Vaticano II (SC 106). Ese día se reunió por primera vez la comunidad de los discípulos de Cristo resucitado, como lo atestiguan los evangelistas (cf. Mc 16, 14‑18; Lc 24,36‑49; Jn 20,19‑23). Cristo se les aparece y se hace visible,mostrándoles las señales de su pasión, les explica las Escrituras, come con ellos, les transmite el Espiritu Santo, les concede su paz y les confía su misión salvífica.
El Nuevo Testamento ha dejado constancia de la importancia de este día en las comunidades cristianas: En 1 Cor 16,2 se alude que en el primer día de la semana se guardaba una cantidad de dinero para el donativo a la Iglesia de Jerusalén, del que San Pablo será el portador (v. 3; cf. Gal 2, 10). En Hech 20,7‑12 se dice que San Pablo se reunió el primer día de la semana con la comunidad de Tróade, fundada por él (cf. 1 Cor 3,12) para partir el pan (celebrar la eucaristía). El tercer texto, Ap 1,10, el primer día de la semana aparece designado como día del Señor.
La cena del Señor y el día del Señor son dos instituciones indisolublemente unidas desde el principio, que tiene su origen en el hecho del reconocirniento del Señor resucitado, estando con el a la mesa (Lc 24,30; Hech 1,4), al partir el pan (Lc 24, 25.43) por parte de los disípulos de Emaús, que descubren su presencia, después de haber oído su palabra durante el camino, cuando tomo el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio (cf. 14, 30‑31).
Ésta es también la experiencia de los que se reúnen en el día del Señor para celebrar la eucaristía. La fe les ayuda a ver a Cristo Resucitado presente en su Palabra, en la Comunidad y en el Ministro, y especialmente en el sacramento eucarístico.
La comunidad, al reunir a todos sus miembros para la «fracción del pan», se siente como el lugar en el que se realiza concretamente el misterio de la Iglesia. En la celebración misma la comunidad se abre a la comunión con la Iglesia universal, implorando al Padre que se acuerde de la Iglesia extendida por toda la tierra», y haga crecer en la unidad a todos los fieles con el Papa, y con los Pastores de cada una de las Iglesias, hasta su perfección en el amor.
El dia del Señor es también día de la Iglesia. Entre las numerosas actividades que se desarrolla en una parroquia ninguna es tan vital o formativa para la comunidad como la celebración del día del Señor y de su Eucaristía».
La asamblea dominical es un lugar privilegiado de unidad. En ella se celebra el sacramento de la unidad que caracteriza a la Iglesia, pueblo reunido por y en la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. En dicha asamblea las familias cristiana viven una de las manifestaciones mas cualificadas de su identidad y de su ministerio de iglesia domestica, cuando los padres participan con sus hijos en la única mesa de la Palabra y del Pan de vida.
Corresponde, por tanto, a los padres educar a sus hijos para la participación en la Misa dominical, ayudados por los catequistas. Estos han de procurar, en el proceso de formacion de los muchachos que les han sido confiados, iniciarlos en la Misa a ilustrarlos en el motivo profundo de la obligatoriedad del precepto.
La Misa dominical de la parroquia, como comunidad eucaristica, han de encontrarse los diversos grupos, movimientos, asociaciones y pequeñas comunidades religiosas presente en ella. El domingo es el día de la asamblea, el día de la Iglesia, el día en el que la comunidad eclesial exterioriza su unidad.
El cristiano creyente que no quiere dejarse avasallar por el ambiente secularizado e indiferente ante lo religioso y trascendental, debe contar con la comunidad cristiana y dar la importancia decisiva que, para su vida de fe, tiene reunirse el domingo con otros hermanos para celebrar la Pascua del Señor.
El domingo es el día de la resurrección de Cristo y, como tal, es un encuentro del Señor Jesús con la actual comunidad de sus discípulos que se reunen en torno a la liturgia de la Palabra, la Mesa Eucarística y en la comunión fraterna. El domingo es día para adorar a Dios y reconocer la bondad de todas las cosas por ÉI creadas. El domingo es dáa apropiado para que la familia cristiana pueda, juntos, transmitir y crecer en la fe, siendo los padres modelos y referentes para los hijos en la vida cristiana. El domingo es día para renovar nuestro compromiso misionero, siguiendo el mandato del Señor Jesús: "ld por todo el mundo y predicad el Evangelio." El domingo es día para hacer una lectura más reposada de la Palabra de Dios y preguntarle al Señor: ¿Que quieres de mí?
¿QUÉ ES LA SANTA MISA?
La misa es una FIESTA en la que celebramos que al resucitar Jesús todos los hombres podemos salvarnos y vivir para siempre con Dios.
Además:
- La Misa es el MEMORIAL del sacrificio de Nuestro Señor. Esto significa que Jesucristo al irse de este de este mundo quiso ESTAR DE VERDAD PRESENTE en cada Misa que se celebre. Lc. 22, 1720. 1 Co 11, 25‑26
- La Misa es un BANQUETE. Así como nuestro cuerpo necesita comer para vivir, nuestra alma necesita alimentarse con el Cuerpo y la Sangre de Jesús para ser feliz y alcanzar la salvación. En la Misa comulgamos y Jesús viene a nuestra alma. Mt 26, 2628
3) La Misa es un SACRIFICIO. La lglesia nos enseña que en cada Misa se actualiza realmente el sacrificio de Jesús en la Cruz, en el que se ofreció a morir por nosotros y así perdonar nuestros pecados. Mt 26, 28. 1 Tim 2, 56.
¿PARA QUÉ VAMOS A LA MISA?
- Para ALABAR a Dios. Le decimos que Él es lo más grande que existe, que le amamos y que le respetamos.
- LE DAMOS GRACIAS por todas las cosas que nos ha concedido.
- LE PEDIMOS PERDÓN por las veces que le hemos ofendido, aunque ya sabemos que los pecados graves, sólo son perdonados en la Confesión.
- NOS OFRECEMOS nosotros mismos a Dios, porque le amamos y le prometemos que vamos a tratar de ser mejores.
- LE PEDIMOS AYUDA
¿CÓMO ES LA MISA?
La Misa se divide en dos partes. La primera es la LITURGIA DE LA PALABRA, y la segunda la LITURGIA EUCARÍSTICA.
LITURGIA DE LA PALABRA
Es la primera parte de la Misa. Nos preparamos para recibir el mensaje de Cristo.
- SALUDO INICIAL el celebrante besa el Altar, hacemos la señal de la Cruz y el sacerdote saluda a la asamblea reunida en la Iglesia.
- En el ACTO PENITENCIAL pedimos perdón por haber ofendido a Dios y a los hermanos rezando el "YO CONFIESO".
- Después, rezamos el "GLORIA". Con esta oración alabamos a Dios reconociendo su Santidad, al mismo tiempo que nuestra necesidad de ÉI.
- Luego en la ORACIÓN COLECTA, el sacerdote recoge todas las intenciones de la asamblea y las presenta a Dios.
Ya preparados, escuchamos el MENSAJE DE JESÚS en cuatro lecturas de la BIBLIA:
- PRIMERA LECTURA. En el Antiguo Testamento Dios nos habla a través de la Historia del Pueblo de Israel y de sus Profetas
- SALMO. Meditamos rezando o cantando un salmo.
- SEGUNDA LECTURA. En el Nuevo Testamento, Dios nos habla a través de los apóstoles.
- EVANGELIO. El canto del Aleluya nos dispone a escuchar la proclamación del misterio de la Vida de Jesús. AI finalizar aclamamos diciendo: "Gloria a ti, Señor Jesús". Esta es la lectura más importante y por eso la escuchamos de pie.
- Después sigue La HOMILIA del sacerdote, que nos explica la palabra de Dios y nos da consejos para vivir como buenos cristianos.
- Luego todos rezamos el CREDO, con el que confesamos nuestra Fe.
- Con la ORACIÓN DE LOS FIELES, rezamos pidiendo por las necesidades de todos y contestamos: "Te lo pedimos Señor'.
LITURGIA EUCARÍSTICA
Esta es la segunda parte de la Misa. Lo más imponante es que en ella el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Jesús.
- PRESENTACION DE LAS OFRENDAS.
Presentamos el pan y el vino que se transformarán en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Realizamos la colecta en favor de toda la lglesia. Oramos sobre las ofrendas.
- CONSAGRACIÓN. Es la parte mas importante de la Santa Misa, en la cual el sacerdote hace "memoria" de la última cena, pronunciando las mismas palabras de Jesús. El pan y el vino se transforman en el Cuerpo y en la Sangre de Jesús.
- PADRE NUESTRO. Preparándonos para comulgar rezamos a Dios Padre la oración que Jesús nos enseñó: El Padrenuestro. En ella pedimos que Dios sea santificado y que su reino se haga presente entre nosotros, y manifestamos querer hacer la voluntad de Dios; también pedimos el pan de cada día, el perdón de los pecados, y que nos libre de todo mal...
- A continuación NOS DAMOS LA PAZ. Todos nos saludamos, dandonos la mano o un beso, en señal del amor que debe haber entre todos los hermanos.
- COMUNIÓN. Nos preparamos para comulgar rezando el Cordero de Dios. El sacerdote toma el pan y dice: "Este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo, diichosos los llamados a la Cena del Señor." Y todos respondemos: "Señor no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastara para sanarme." Este es un acto de humildad y de fe antes de recibir a Jesús. LA COMUNIÓN es el encuentro con Jesús. No hay nada más importante que recibir a Jesús y hacernos uno con Él. Jesús esta presente en cada fragmento de la Sagrada Hostia.
-Damos gracias a Jesús por haberlo recibido y le pedimos que nos ayude a vivir como el quiere.
6.DESPEDIDA
La misa ha terminado, pero antes de volver a nuestras actividades, llevando a Jesús en nuestros corazones, recibimos la bendición de: Dios, Padre, Hijo y Espiritu Santo.
CÓMO REALIZAR UNA LECTURA ORANTE DE LA PALABRA DE DIOS
1º PASO: DISPONERTE
Decídete a tener un encuentro con Dios y abre la Biblia.
Relájate y libérate de pensamientos, tensiones, etc.
Invoca al Espíritu Santo para descubrir la voluntad de Dios en tu vida.
2º PASO: LEER
Elige un texto de la Biblia.
Léelo lentamente y con atención
Recrea en tu mente el texto leído, como si tu estuvieras allí.
3º PASO: ESCUCHAR
Haz un momento de silencio interior.
Haz que la palabra leída llegue al corazón.
Contempla cada palabra y detalle de lo leído.
Escucha la voz de Dios que te habla al corazón.
4º PASO: ORAR
En presencia del Señor: habla con Él, confíate a Él.
Goza de estar ante el Señor.
Preséntale tus inquietudes, anhelos, proyectos, etc.
Pídele perdón por tus pecados y deficiencias: “Señor, ten misericordia de mí, que soy un pecador”. (Lc 18, 38).
Experimenta el amor misericordioso y sanador de Dios.
5º PASO: COMPROMISO
Preséntale un compromiso de vida.
Procura llevar a la vida el mensaje recibido.
Vive la vida como hijo de Dios y testigo de Jesucristo.
----------------------------------------------------------------
“Ojalá escuchéis la voz del Señor: No endurezcáis vuestro corazón” (Salmo 95)
“Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi camino” (Salmo 119, 105)
“La palabra del Señor presenta diversos aspectos, según la capacidad de los que la estudian… Escondió (el Señor) en su palabra variedad de tesoros, para que cada uno de nosotros pudiera enriquecerse en cualquiera de los puntos en que concentrara su reflexión.
Aquel, pues, que llegue a alcanzar alguna parte del tesoro de esta palabra no crea que en ella se halla solamente lo que él ha hallado, sino que ha de pensar que, de las muchas cosas que hay en ella, esto es lo único que ha podido alcanzar…
Alégrate por lo que has alcanzado, sin entristecerte por lo que te queda por alcanzar”.
Del comentario de San Efréndiácono, sobre el Diatesaron, cap, 1, 18-19; SC 121, 52-53; Breviario, v. III, Domingo VI del Tiempo Ordinario).
DECALOGO PARA UNA VIDA PIADOSA
1.- Al levantarte, persígnate, besa la cruz, y agradece a Dios el paso de la noche y su misericordia para contigo.
2.- Antes de comenzar la jornada y el trabajo, dedica aunque sea un cuarto de hora a la oración. Ora con la lectio divina. Lee un texto de la Biblia, especialmente del Nuevo Testamento, medita y ora a Dios con la Palabra revelada. Inclina con humildad tu corazón a Dios y pídele que te aumente la fe, la esperanza y la caridad, además de las fuerzas para recibir serenamente las complicaciones que te traerá el nuevo día y que bendiga tus trabajos y sacrificios.
3.- Que todas tus tareas o trabajos los hagas para glorificar a Dios. Si tus esfuerzos se realizan con éxito, agradécelo a Dios; si no son satisfactorios, entrégate a la voluntad de Dios y Él los encaminará hacia lo mejor. Él no te asignará una cruz superior a tus fuerzas y to ayudará a Ilevarla (cfr. Mt 16, 24)
4.- Reza antes de comer para que Dios bendiga la comida y la bebida que tomarás; después de comer, agradécele y ruega no perder los bienes espirituales. Ayuna, a ejemplo de los primeros cristianos, todos los viernes.
5.- Se generoso y desprendido, no acumulando bienes materiales sino riquezas en el cielo, pues -dice el Señor Jesús- donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón (cfr. Mt 6, 19‑21).
6.- Trata de ser agradable a Dios en todo y amable con tus hermanos, los hombres, para que tu conciencia no te haga padecer remordimientos. No juzgues a nadie y piensa que el juicio sobre la vida corresponde solamente a Dios. Reza por la conversión de los pecadores y, ante Dios, solamente dile: "Señor Jesús, ten piedad de mi pecador”.
7.- No esperes recompensa ni compensaciones por el bien que hagas. No alimentes el amor propio, aunque sea para ti amargo. Con humildad recibe las órdenes de otros, aunque tú seas más inteligente y tengas mayor experiencia. Dice el Señor que "el que se humilla, sera engrandecido" (Mt 23, 12).
8.- Rechaza con firmeza cualquier tentación, a fin de que el pecado no anide en tu corazón pues te alejará de Dios. Confiesa frecuentemente con sincero arrepentimiento todos tus pecados y experimentarás el amor misericordioso de Dios. No confesar es estar muerto. Dice el apóstol San Pablo: "Dios prueba que nos ama en que, cuando aún eramos pecadores, Cristo murio por nosotros" (Rom. 5, 8).
9.- Asiste a la lglesia frecuentemente, especialmente el domingo. Participa de la Santa Misa y, en el sagrario de tu alma, acoge a Jesús Sacramentado en la comunión. Consagra el Día del Señor a la caridad y a la misericordia, como expresión del mandato del amor (cfr. Jn 13, 34; 15,12).
10.- Antes de acostarte y dormir, no olvides hacer examen de conciencia y da gracias a Dios por las bendiciones recibidas en el día, y arrepiéntete con dolor de corazón por el mal realizado o el bien omitido. Persígnate, besa la cruz, y encomiéndate a Dios, tu Buen Pastor, como si esa noche debieras presentarte ante Él.